TIEMPO DE TACONES. EL ECO


A lo lejos resuenan unos tacones.

Ella, entra en el bar. Se sienta a la barra y pide un Martini seco como sus ojos al fin después de días de lluvia.

Desde la mesa situada al lado de la ventana, él, la observa de reojo, y en un segundo decide que ella es la heroína elegida para ser la protagonista del próximo capítulo de su vida: «Fuguémonos» —Piensa—.

Ella, lo mira atónita mientras piensa que sigue soñando, que aún no ha abandonado el sueño en el que lleva sumergida… ¿Semanas?, ¿Meses?… Quizás cuándo despierte todo se habrá desvanecido.

Pero no, él, sigue ahí, la observa desde unos ojos que hablan, que sonríen, con un deje de tristeza, de esa clase que se posa sin hacer ruido, de la que no se percibe sino el olor y el sabor cuando ya no puede acallarse.

Hace tiempo que se observan sin atreverse.

La magia está ahí, cuándo ésta existe, ninguna cobardía puede ocultarla.

Cuando los ojos de los dos se cruzaron en ese abismo que crea la incertidumbre de no saber si es sueño o realidad, quedaron atados, irremisiblemente atados, sin querer, entre el agua y el fuego, entre el deseo y la intuición de la huida...en ese espacio donde no queda capacidad para la duda y donde afrontar lo que resta, es la única posibilidad... supervivencia obliga.

Con esa sonrisa se puede sobrevivir tres días, se puede subsistir toda la vida; da calor, arropa, hace que todo parezca posible en un mundo feo donde la belleza escasea. Todo vuelve a brillar en el «Tacones de Hielo».

«Si tú me miras, si me sonríes… te sigo al fin del mundo. Quiero volar al lado de una nube cargada de risa, de júbilo y de sol, flotar, vagar por los senderos conocidos de las hadas...donde tú y yo nos alcanzamos».

Sin ayer ni hoy ni mañana, solo tú y yo, soñando hasta no despertar.

...Y, llegó el momento en que ella entendió lo que era el amor, el amor generoso, el que no ata, el que hace libre: respeto, confianza ciega, una protección que no había sentido jamás. Nunca volvió a experimentar esta sensación...y lo perdió, perdió esa oportunidad —como otras— a lo largo de su historia.

Nunca supo conjugar el verbo: ella llegaba...se iba...volvía a aparecer, volvía a escapar...en una huida hacia ninguna parte.

Trataba de cambiar sus tacones de aguja por las botas camperas...difícil elección: al final se decantó por los tacones imposibles...se desplomó. Rompió todos los sueños en una caída hacia el abismo...no supo que las botas nos libran de torceduras rompedoras de huesos... En tales condiciones llegó a un campo en el que todo lo desconocido se hizo cotidiano.

Aprendió, aprendió tarde que los sueños no son seguros, que no es un seguro de vida...

Una vida de camino por la urbe: gurús, chicas buenas y, vaqueros sin caballo a la búsqueda de ese sueño en el que instalar la vida...

Pasa la vida...pasan los sueños, y por el camino, ilusiones vanas, teñidas de realidades inconsistentes...ahogos de la existencia.

Vuelvo a mi mundo de fantasía para no morir inmersa en una realidad que agoniza.

Quiero mi mundo de Alicia...quiero una voz que me proteja...

«En los zapatos de una rubia»: vivir en esos zapatos mil aventuras soñadas, llevadas a cabo a través del espejismo que es la ilusión.

Ella, no le prometió nada; él, prometió que siempre la amaría; el mundo a sus pies.

Los dos se equivocaron...y siguieron mirándose de reojo, contenidos, conteniéndose para no gritar, para no pedir que el mundo fuera otro, que su mundo fuera diferente, reencontrándose en dimensiones distintas.

Un amor de los grandes, de los de verdad, perdido por falta de entrenamiento, conjugación, establecimiento o sueños mágicos —los de ella—...

Él, la siguió con la mirada, tratando de atrapar su esencia en la visión.

Ella, estaba ya muy lejos, lejos de la posibilidad de nada, de que algo fuera posible. Tan solo cabía la probabilidad de la huida hacia delante.

…Cuando todo termine nos quedará el recuerdo de todo lo que fue, de lo que podría haber sido...

Ella, le buscó a través del tiempo, en los actos de su vida.

Él, ya se había marchado, ya no compartía espacio.

Ella, sintió la soledad del error, de no comprender a tiempo que lo que el universo pone en nuestro espacio es temporal, que es mutable, que no se queda, que no permanece. Todo es un desplazamiento hacia adelante, no hay retorno posible...

 

Habitando el olvido se sentó sin arrepentimiento del error, quizá, echando de menos el calor de un tiempo que, ya era otro...que dejó de ser para dar paso a nuevas sensaciones, vivencias…

 …Y, se perdió, buscando la estrella apagada de un destino incierto...

Recorrió caminos de la forma más incauta que pueda imaginarse...y, encontró firmamentos, y cielos inexplorados...pero a él...a él, no lo encontró...

Tomó conciencia de que todo había sido un sueño: su sueño. Imposible, imposible hacer vivir de realidades a una soñadora impenitente...a la búsqueda de utopías ...

—Ella, dijo: hasta luego...es posible…

—Él, dijo: quédate...

Ella, se marchó…volvió, volvió… pero, él… no había esperado…

Siempre cumple más, el que menos promete...

Se desató el abrigo, se quitó el sombrero y posó junto a la barra de nuevo toda su imponderable vida...su Martini seco, sus ojos húmedos, sus sueños rotos, su vida entera...se le iba por entre anhelos...

Ni la apariencia ni el dinero...es la clase...lo que define a la persona.









Comentarios

  1. Jesús Moreno Guerrero
    HOLA HELO, HELLOUU.
    He visto tu artículo de los tacones, es tuyo supongo, está currado y tiene una calidad literaria interesante. Respecto a su contenido, te lo intenté comentar en el blog, pero no tengo la certeza de que haya salido bien. De hecho, estoy casi seguro de que se borró el comentario al pedirme mi nombre de usuario. Bueno, vuelvo a comentártelo.
    La historia es bastante intensa y me deja con mucho desasosiego, con la impresión de que hay personas que teniendo su más preciado sueño en las manos, lo dejan (o dejamos) escapar, tal vez porque prefiere tenerlo como sueño, tal vez por la falta de coraje para vivirlo. Y¨eso provoca que en el resto de su realidad no estén presentes 100%, porque siempre tienen el corazón en aquello que se perdió y lo siguen buscando en cada cosa.
    Lo he releído varias veces, me he metido en la piel de los dos personajes, y te aseguro que he disfrutado con la belleza luminosa del sueño, y he sufrido con las fatales consecuencias de esa falta de conjugación. Ni supo amarle, ni supo olvidarle. Ninguno de los dos olvidó al otro, pero sus mundos se separaron irremisiblemente. Lo peor es que ella siguió sin cambiarse de zapatos, siguió con esos tacones imposibles, siguió viviendo de fantasía.
    Bueno, y ahora te dejo una canción que ha presentado un amigo mío a un concurso y al parecer ha ganado el primer premio. Muy feminista, podría ser para nuestras abuelas.
    Saludos.

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  2. Comentario de un compañero de trabajo...parece que da problemas comentar aquí..
    Conmovida, me dejas Jesús...mañana hablo contigo. Gracias.

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  3. Eso mismo iba a decir yo. Me lo has quitao de la boca, Helo.

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