DESLUMBRAMIENTO


Desde ese tiempo remoto en que nos contaron la historia de tres magos que, entre otras cosas, conseguían la maravilla de regalarnos —o no— una vez al año eso que ni siquiera sabíamos que necesitábamos.

La ilusión de la espera, la decepción de la llegada, todo aceptado con el bien conformar de una educación que los niños de hoy no entenderían, o peor, la observarían como si de un marciano se tratara.

¿Qué se celebra en navidad? Sin entrar a valorar lo que pueden mover ciertas religiones y, respetando el libre albedrío de cada cual, me cuesta aceptar lo que veo a mi alrededor. Deseos de paz y felicidad son atributos de fácil encandilamiento; mejor si se llevan a cabo durante todo el año, porque de verdad que así no sirve.

No sirven ya por obsoletas las fórmulas del pasado y, todo queda en aguas de borrajas que no por mucho repetir llega a hacerse verdadero.

Si de verdad es tiempo de reconciliación y paz dejemos de mirar nuestro ombligo y volvamos la vista atrás, a la derecha, a la izquierda…apaguemos tantas luces de colores y pongámonos manos a la obra en el intento de alumbrar algo de lo que tenemos pegado a nosotros.

De Sócrates podemos aprender a ser austeros y gastar solamente lo que sea necesario, sobre todo en momentos como en el que estamos viviendo ahora, recordando lo que le dijo a Alcibíades cuando en una ocasión, éste, le regaló una extensa parcela para que se construyera una casa: «Si yo tuviera necesidad de unos zapatos, ¿me darías todo un cuero para que me los hiciere? Y sólo aceptó el terreno necesario para construir la casa».

El mejor regalo que podemos hacernos es tomar conciencia de lo que ocurre a nuestro alredor, y ser consecuentes con ello.

Con toda la electricidad derrochada en este mes, mucha de la pobreza en la que se ven sumidos centenares de familias podrían alcanzar a ver la luz, esa que les está negada.

Basta darse un paseo por cualquier ciudad —Madrid en este caso— para comprobar que el deslumbre lumínico pone en evidencia más que en ninguna otra estación, la oscuridad en la que subsisten tantas y tantas personas.






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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